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Blog sobre la Enseñanza y Divulgación de la Física


jueves, 23 de julio de 2009

LA CIENCIA PARA TODOS


Por: Benjamín Marticorena

Publicado en el diario El Comercio (14 de julio de 2009)

En el Perú hay aproximadamente 350 mil profesores en escuelas públicas y 130 mil en escuelas privadas, en los niveles de inicial, primaria y secundaria, con un total de ocho millones de escolares. De los 480 mil profesores, unos 40 mil enseñan ciencias naturales, campo en el que la mayoría está mal preparada para cumplir su labor formativa, además de no contar con los apoyos materiales indispensables para secundar su pedagogía: aulas para experimentación, materiales de laboratorio y apoyo informático y documentario. De esta situación resulta el desinterés de los jóvenes por continuar su formación superior en carreras técnicas o científicas, lo cual mengua la capacidad del país para el desarrollo de su economía, producción y servicios públicos.

La deficiente enseñanza de las ciencias es más o menos general en el mundo, por cuya razón los gobiernos bien informados y dispuestos están esforzándose por dejar atrás esa perniciosa situación en circunstancias en que el conocimiento que se obtiene de la actividad científica y de sus aplicaciones técnicas es el más determinante indicador de desarrollo humano. En el Perú el problema se presenta con caracteres más críticos, porque quienes se forman como profesionales de la educación en ciencias naturales en las facultades de educación universitarias y en los institutos pedagógicos estudian parcamente esas materias, generalmente apenas el 15% o menos de los créditos totales para alcanzar sus títulos de educadores.
El largo retraso de la educación en ciencias en el Perú respecto de países cercanos se origina también en el escaso financiamiento público y privado para proveer los medios materiales indicados y en la casi general ausencia de estímulos de reconocimiento para promover el buen desempeño de los profesores.

Desde los gobiernos civilistas del siglo XIX se reclama en el Perú una educación modificada en su esencia para promover la modernización del país. La experiencia humana, tanto la universal como la específicamente nacional de los últimos cien años, ha precisado el significado de esa orientación: el papel de la educación es expandir en todo su potencial la capacidad para el pensamiento crítico, el afecto por la naturaleza y la sociedad, la responsabilidad intelectual y social, el goce de la diversidad y la capacidad relacionadora de los hechos que rodean la vida del ser humano. No obstante, en el camino de contar con un acuerdo nacional para la educación, de amplio consenso político y social, es muy poco lo que se ha avanzado.

La buena enseñanza de las ciencias naturales permite al alumno comprender la lógica y las tendencias de la economía y la cultura, abre su imaginación sobre dimensiones nuevas y cautivantes de la naturaleza y sobre sus responsabilidades frente a esta y a las poblaciones que la habitan. Las actividades económicas del hombre en sociedad y su estrategia para ser parte de ella como productor y consumidor sin dañar los bienes comunes en su sentido más amplio se realizan mediante un deferente acatamiento de las leyes naturales como premisa y con una metodología de aproximación que privilegia el raciocinio lógico y la prueba experimental, medios que definen la práctica científica y su enseñanza.

Si es esto lo que la educación en ciencias debe proporcionar a los jóvenes, sus profesores deben recibir –ellos primero– una formación científica suficientemente amplia y deliberadamente inscrita en valores humanistas, ecologistas y estéticos, a fin de que su trabajo docente contribuya decisivamente al fortalecimiento de las relaciones sociales.

Con toda la importancia que tiene la formación de científicos, ingenieros y técnicos, la enseñanza de las ciencias naturales no tiene el fin único de contar con más de estos profesionales. El objetivo mayor de la enseñanza de las ciencias es formar ciudadanos con capacidades para comprender que sobre todos los escenarios naturales y sociales en que realizan sus vidas actúan leyes universales, y que para entenderlos deberán emplear metodologías específicas. Si se trabaja a conciencia en esa opción, es posible que el Perú, por su amplia diversidad ambiental y humana, se convierta en una buena referencia de construcción social.

Universidad Antonio Ruiz de Montoya

Enlace: http://www.elcomercio.com.pe/impresa/notas/ciencia-todos/20090714/313819

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